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Talento Invisible

Recuerdo que cuando era pequeño, una vieja maestra del colegio que, a medida que pasaban los años se dedicaba más y más a desvariar y tomarla con los alumnos, nos explicaba en clase de religión que las parábolas escritas en la Biblia eran pequeños cuentos que narraba Jesús para hacerles entender a sus discípulos como era el reino de los cielos y bla, bla, bla. Y que todas tenían un significado de fondo o metáfora.

20070404155628-jesucristo-colegaPues bien, siempre he tenido presente en la cabeza una de estas historias, la de la “parábola de los talentos”. Y no me preguntéis por qué, pero no me acuerdo de ninguna otra que me hicieran pensar tanto en la vida…no prestaba mucha atención en esas clases.

Intentaré narrárosla con mis palabras sin salirme de madre y espero que sin levantar ampollas entre los que leáis esto…si hay alguien que lo lea claro.

El caso es, para aquellos que no os suene la parábola, que por aquel entonces Jesús estaba reunido con sus colegas (los apóstoles) posiblemente en alguna plaza de pueblo sentados en un banquito cómodo, o quizá en casa de algún conocido debajo de una parra a la fresca bebiendo vino y tomando un aperitivo… a fin de cuentas un buen rato con los amiguetes.

Entonces en una de esos momentos de lucidez que Jesús solía tener comenzó a contarles la historia de un mercader, llamémosle X, que tenía una bonita hacienda con campos de vid, una casa que te cagas y criados que le servían y que trataba con todo el respeto y amor del mundo. Era un hombre poderoso que con el trabajo se había ganado una reputación y un prestigio en toda la comarca.

Pues bien, el señor X tuvo que irse de negocios al extranjero y antes de partir mandó llamar a tres de sus criados para decirles cuatro cosas. En su ausencia estas tres personas se iban a quedar al mando de todo el cotarro, y a cada uno de ellos les dio responsabilidades midiendo sus “capacidades” personales. A uno de ellos le dio 5 talentos, a otro 2 y al último solo le dio 1 talento, advirtiéndoles que cuando volviera harían cuentas de ese préstamo.

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Los dos primeros sabían como invertir esos talentos y así lo hicieron, ganando el doble de lo que tenían en un principio…pero el que había recibido solo un talento no supo que hacer con el, y por miedo a perderlo o que alguien se lo quitaran lo escondió por el monte en un hoyo.

Cuando el señor X volvió después de un año (las distancias por aquel entonces no se recorrían tan rápidamente como ahora) volvió a llamar a los tres siervos para ver cómo estaban las cosas por allí y en que habían empleado los talentos donados.

A los dos primeros, al ver que habían empleado bien los talentos obtenidos para conseguir beneficios para ellos mismos y para su señor, les premió con lo que habían ganado y subiéndolos de cargo en su pequeña o mediana empresa. Pero al tercero, al ver que por miedo, cobardía o simplemente porque no había sabido empleado el talento dado para hacer nada lo castigó expulsándolo de su “reino” a las penurias de la vida.

Pues bien, sin meterme en campos teológicos, siempre me asaltaron muchas dudas al respecto de esta peculiar historia. Está claro que el señor X es Dios, y que los siervos somos todos y cada uno de nosotros, y que la metáfora de la parábola es que los dones o “talentos” que nos ofrece el omnipresente hay que emplearlos en algún beneficio propio y de la humanidad y que guardarlos en un hoyo no sirve de nada…pero, estaremos de acuerdo en que en el mundo mundial no somos tres gatos, si no que somos billones de personas. ¿El señor X tiene talentos para todos? ¿Por qué se le castiga al que no hizo nada con su talento y no se le explicó qué tenía que hacer? porque literalmente lo que la biblia pone que le dice al siervo miedoso es esto:

“Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.”

Y lo que más me preocupa y que ha sido motivo de este post… ¿qué pasa si no tienes talento de nada o no lo encuentras?. En la historia todos los personajes reciben más o menos talentos, pero seguro que el señor X tiene más de tres sirvientes, ¿qué pasa con el resto? ¿cabría la posibilidad de pensar que el señor X decidiera que hay siervos que no merecen tener talentos para llevar su hacienda?… Ya sabéis, cambiar “señor X” por Dios y haceros preguntas a vosotros mismos…personalmente yo sigo buscando el hoyo donde enterré mi talento, si lo encuentro ya os avisaré.